Forma
de trabajo
Desde
su infancia, hasta que dejó la escuela de arte, Arman nunca Dejó de dibujar o
hacer bocetos. Se perfilaba planeando con diagramas, esquemas y notas gráficas. Tal preparación con dibujos
y textos permitía la precisión de cada proyecto para ser entendido. Todo
su trabajo se encontraba calculado y controlado, no dejaba nada al azar.
Siempre trabajaba con sus ayudantes. Arman renovó e hizo que el
papel del objeto de nuestra sociedad resalte con profundidad, y ofreció una
nueva lectura de la obra que es parte de una preocupación general por la
sistemática. Las acumulaciones
tenían tal amplitud y el poder que estaba claro Arman ha inventado un estilo y
una visión diferente.
Sus obras tratan siempre
el mismo tema, el trabajo con objetos. Arman creía que el trabajo incluía las
actividades de pensar, razonar y
experimentar para realizar distintas variaciones de sus obras.
De esta manera, una verdadera teoría de conjuntos se
construye como una combinación de su gusto personal, dentro de su contexto familiar propio y el
arte de su tiempo.
Acumulaciones
"Yo no inventé la acumulación, la acumulación me
encontró”. Armand
"En
las primeras acumulaciones, solía usar objetos sin valor que a menudo se
encuentran en el basurero, en la basura o en tiendas de chatarra. Los objetos todos tenían funciones
utilitarias. Las acumulaciones eran de objetos similares o
idénticos y de los diferentes modelos de objetos con la misma función
"(Arman).
Una de
las series más significativas de Arman son las denominadas Acumulaciones de
principios de los 60. Éstas consistían en apelotonamientos de objetos de un
mismo tipo (chapas, manos de muñecas, etc.) que de manera espontánea, articulaban
formalmente una estructura de ritmos. El artista no manipulaba los materiales;
se limitaba a acumularlos y a exhibirlos en contenedores. Arman presentaba
estas series colgadas en la pared como si fueran pinturas y él mismo definía
estas composiciones de objetos repetidos como un compromiso entre la figuración
y la abstracción.
Con el paso del tiempo, Arman incorporó la idea de destrucción. En efecto, el mismo Arman clasificó su obra como colères y coupés; en un caso se trataba de romper y en el otro de cortar objetos; cuyos fragmentos se recomponen luego desde criterios estéticos. La misma pulsión destructiva se completaba incluso con otros procedimientos como el fuego. Pero interesa señalar que entre las primeras acumulaciones y estos últimos trabajos mencionados existe una relación de continuidad: acumular es una especie de asesinato del objeto, porque significa anular su individualidad. La multiplicación de un objeto es el símbolo de su disolución y descomposición, una manifestación inconsciente de algo muy negativo.
Lo cierto es que no todo lo de Arman se agotaba en las acumulaciones y en la destrucción; en su arte objetual existía también una dimensión lúdica, irónica, de construcción -no sólo destructiva-, pictórica... especialmente en el último tramo de su producción. Pero todas estas manifestaciones eran expresiones de otros muchos fantasmas que habitan los objetos, porque los objetos tenían un alma y el trabajo del artista consistía en revelarla. El objeto de Arman es un objeto simbólico; al fin y al cabo el alma de los objetos es la nuestra propia.
Con el paso del tiempo, Arman incorporó la idea de destrucción. En efecto, el mismo Arman clasificó su obra como colères y coupés; en un caso se trataba de romper y en el otro de cortar objetos; cuyos fragmentos se recomponen luego desde criterios estéticos. La misma pulsión destructiva se completaba incluso con otros procedimientos como el fuego. Pero interesa señalar que entre las primeras acumulaciones y estos últimos trabajos mencionados existe una relación de continuidad: acumular es una especie de asesinato del objeto, porque significa anular su individualidad. La multiplicación de un objeto es el símbolo de su disolución y descomposición, una manifestación inconsciente de algo muy negativo.
Lo cierto es que no todo lo de Arman se agotaba en las acumulaciones y en la destrucción; en su arte objetual existía también una dimensión lúdica, irónica, de construcción -no sólo destructiva-, pictórica... especialmente en el último tramo de su producción. Pero todas estas manifestaciones eran expresiones de otros muchos fantasmas que habitan los objetos, porque los objetos tenían un alma y el trabajo del artista consistía en revelarla. El objeto de Arman es un objeto simbólico; al fin y al cabo el alma de los objetos es la nuestra propia.
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